Elena Martínez-Jacquet

Consultora en arte africano y fundadora de Cora & Lea

De Barcelona

Cora y Lea Elena Martínez Jacquet Wompreneur
Foto de Meritxell Arjalaguer 2018

¿Sabes aquellas personas que siempre recuerdas sonriendo, que desprenden una luz especial a su alrededor? Elena es una de ellas. Es una combinación perfecta entre erudita y elegante. Y todo a su alrededor es coherencia: con su look impecable, con su tono de voz, con su cuidado lookbook en Instagram, con su casa de revista.

Elena fue una de las primeras personas que me animó y ayudó a fundar la comunidad Wompreneur. Ella ha vivido de primera mano lo que es emprender “after office”. Es consultora en arte, en concreto arte africano, continente que adora y al que ha viajado en numerosas ocasiones. Empezó un día cosiendo faldas con telas wax – esos tejidos de algodón de coloridos y sofisticados diseños de impresión de cera considerados símbolos de africanidad – para sus dos hijas, Cora y Lea. Y son precisamente ellas quienes han dado nombre a lo que es, desde noviembre de 2018, su realidad empresarial: una firma de slowfashion para mujer y niña con piezas exclusivas de edición limitada en telas wax.

Presente en multitud de eventos artísticos y siempre activa en lo que la esfera social se refiere, ha inaugurado recientemente WAX FEVER en la Montagut Gallery de Pau Claris 163: una exposición que podrá verse hasta el día 27 de julio que ofrece un diálogo fascinante sobre la iconografía africana a través del arte y la moda.

Es una de esas personas de las que siempre aprendes y me quedo con dos consejos que me dio, tras ponerlos en práctica:

  1. Atreverse a testar sus ideas en los escenarios más exigentes. Dicho de otro modo, poner en práctica el clásico “get out of the building”. En su caso, cuando estaba dándole vueltas a la idea de incluir una línea Mujer en su proyecto Cora & Lea, se obligó a acudir a la inauguración de la Brussels Art Fair – una de las ferias de arte y antigüedades más prestigiosa del viejo continente a la que su faceta como consultora en arte africano la llevaba desde hacía ya varios años – vistiendo uno de sus prototipos de falda. Era una prueba de fuego, pero cuál fue su sorpresa cuando pudo comprobar que la prenda en cuestión (el modelo Roxy, con motivos de máscaras tradicionales de Malí) causó sensación entre los asistentes del evento, todos ellos ultra chic.
  2. No procrastinar y atreverse a levantar la persiana, porque el tiempo vuelo y nunca llegará el momento perfecto. Como toda emprendedora en sus inicios, Elena vivió momentos de duda y de dificultad que fueron retrasando el momento del lanzamiento de Cora & Lea. Pero en última instancia, logró sobreponerse cuando se encontró ante una situación límite. El shooting fotográfico para la apertura de su tienda online se había hecho con estilismos veraniegos y, si quería aprovechar este material que tantos esfuerzos habían supuesto, debía sí o sí levantar la persiana mientras los días fueran cálidos. En su peor mes del año en cuanto a su actividad en el ámbito cultural, se dijo: “de esta semana no pasa” y lanzó sacando el tiempo de donde pudo. A veces hay un indicador que nos pone límites y ella lo supo ver claro.

¿A cuándo se remonta tu pasión por África?

África empezó a interesarme siendo muy pequeña. Me intrigaba ese continente del que los libros y revistas de viaje ofrecían una imagen de exuberancia y vida “salvaje”, que contrastaba con la realidad más plural y cruda que se mostraba en los noticieros. De alguna manera, África me resultaba compleja y a la vez magnética; fascinante, en definitiva, por mucho que no lograra entenderla.

En la adolescencia, fue cuando descubrí el arte tradicional gracias a la exposición Orígenes: Arte y Ritual de la galería Cyprus de Sant Feliu de Boada, que visité junto a mis padres en verano de 1995. Las máscaras, figuras de ancestros y demás objetos que pude ver allí me parecieron las mejores herramientas para acercarme a la historia y las culturas africanas, pues en sus formas y usos se manifiestan las creencias y las costumbres de las sociedades tradicionales del continente. De alguna manera, el camino que me llevó más tarde a ingresar en l’École du Louvre de París para formarme en la especialidad de Historia de las Artes de África empezó a trazarse en ese evento Ampurdanés…

Tus hijas han sido tu principal fuente de inspiración en lo que respecta a Cora & Lea. ¿Fue el éxito entre sus amigas lo que te animó a poder hacer de tu hobby un negocio?

Cosidas a mano con aguja e hilo, las primeras faldas surgieron como un juego y tuvieron dos claras destinatarias: mis dos hijas, que por entonces tenían 3 y 5 años. Escogí para ello unas telas wax de tonos alegres, con estampados conocidos como “cookies”. Y es que moda y cultura convergen en los tejidos wax, pues los motivos que adornan estos tejidos cuentan historias y vehiculan valores importantes de las sociedades africanas al punto, a menudo, de recibir nombres particulares.

Pero volviendo a las dos primeras faldas, tras ellas vinieron otras dos, luego unos vestidos y, al poco, la solemne declaración de Lea, mi hija mayor, que al volver una tarde del colegio me dijo entre soplidos: “Mamá, estoy cansada de que mis amigas y las profesoras del cole me pidan donde compramos mis faldas africanas: ¡es hora de que montes una tienda!”. Obviamente, me derretí de ternura, pero el impulso definitivo fue Raúl, mi marido, quien me lo dio. Él había intuido también que en estas faldas en wax que aunaban estilo, exclusividad e historia podía haber una oportunidad de negocio. Fue él quien supo infundirme la confianza necesaria para empezar a verme a mí misma como una empresaria en ciernes y definir un plan de acción.

Si entendí bien, te gustaría poder dar a tu proyecto una faceta social. ¿En qué consiste?

Siempre he tenido un punto idealista y creo en la importancia del compromiso con los valores y las personas. Desde que surgió la idea de Cora & Lea, he ido pensando varias fórmulas para incorporar una dimensión social al proyecto que obrara como un puente entre África y Barcelona, donde estamos ubicados. Sin embargo, me parece que es pronto para ello. Iniciar acciones solidarias ha de hacerse a mis ojos con gran sentido de la responsabilidad y con una solvencia más que probada para garantizar una continuidad. Cora & Lea es todavía un negocio demasiado joven, pero confío –¡y trabajo duro para ello! – en que pronto llegará el día.

Todavía no has cumplido tu primer año de vida, ¿cuál ha sido para ti la principal dificultad a la hora de emprender?

Sin duda, ha sido emprender sola. Aunque en todo momento he recibido apoyo y consejos de mi marido y de familiares con gran experiencia en el ámbito de la emprendeduría, Cora & Lea es un proyecto personal que he lanzado sin otros socios, y con una mínima inversión. Todo ello me ha llevado a enfundar, según las ocasiones, el traje de diseñadora, directora de marketing, community manager, comercial, relaciones públicas, directora de arte y un largo etc. Ha sido agotador y en más de un momento sentí el tan femenino síndrome del impostor: ¿Cómo podía pretender desarrollar correctamente todas esas tareas, muchas de las cuales eran una novedad en mi trayectoria profesional? ¿Estaba capacitada para tomar las decisiones adecuadas?

Esta dificultad ha sido sin embargo la mejor escuela. He aprendido a salir de mi zona de confort, a buscar asesoramiento y a confrontar mis ideas.

Por último, tú eres el claro ejemplo de emprendedora por pasión, ya que no te planteas dejar tu trabajo como consultora de arte. En Wompreneur siempre abogamos por las múltiples formas de emprender y la figura del emprendedor part-time es una de las más comunes, no todas pretendemos ser el nuevo Bezos o Zuckerberg. ¿Qué consejos darías a todas esas personas que se plantean emprender after office, encontrar un espacio en su agenda para emprender además de ser madre trabajadora?

Disfruto con los retos y, tras años desarrollando unas funciones bien conocidas –principalmente la dirección de la Fundación la Fontana de Barcelona y la edición de la publicación belgo-americana Tribal Arts magazine– sentí que había llegado el momento de emprender. Y cuando lo asumí y empecé a formular objetivos concretos, me sorprendió la capacidad que desarrollé para encontrar lo que siempre me quejaba de no tener en mi vida profesional (y aún menos en la personal): tiempo.

En realidad, lo que sucedió es que aprendí a gestionar mejor mi tiempo, lo cual me permitió crear un espacio para Cora & Lea y, a su vez, ser más resolutiva y eficiente en mis otros compromisos laborales. En definitiva, este extra de motivación resultó benéfico para el conjunto de mis actividades profesionales y me demostró hasta qué punto emprender es, en primera instancia, una cuestión de voluntad.

Dicho esto, si bien es cierto que creo que es posible lanzar un proyecto personal al tiempo que se trabaja por cuenta ajena, también pienso que es muy difícil mantener el pulso a la larga, pues hacer crecer un negocio requiere mucha dedicación. De momento, en lo que a mí respecta, estoy en ese momento dulce en que ambas facetas son todavía compatibles: ¡así que lo disfruto al máximo!

Por si os han entrado ganas de haceros con una de sus faldas exclusivas, podéis acceder a su tienda desde este enlace.

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